Los dos goles de diferencia pueden indicar una superioridad, pero en el trámite la historia fue diferente en el Gunther Vogel. El buen arranque de Luqueño en el partido se tradujo en gol porque en 19 minutos de juego ganaba 2-0. Isidro Pitta fue clave para establecer la ventaja en el marcador. El delantero anotó de cabeza el primer tanto después de un centro desde la izquierda. En el segundo tanto, el exDeportivo Santaní sacó un remate cruzado que el arquero desvió a medias para que Ariel Shuartzman, del rebote, amplíe la diferencia.
Cuando parecía que el resultado podría ser más abultado, la intensidad y el juego ofensivo mermaron en el equipo de Celso Ayala, quien incorporó hombres en defensa para mantener la victoria. Una imagen repetida en Venezuela por la Copa Sudamericana (victoria 3-2 a Mineros de Guayana). Pero como también ocurrió aquel miércoles, el Auriazul aguantó el empuje del rival. Esta vez, General Díaz pudo descontar, a los 35 minutos con un cabezazo de Estivel Moreira, pero no logró ser eficaz y terminó cediendo en el final.
Jugado en ataque, desequilibrado en la todas las líneas, el elenco de Cristian Martínez sufrió un contragolpe letal para que la esperanza del empate queda enterrada. Aldo Quiñonez, en una salida donde atacaban tres y defendía uno, sacó un remate cruzado al palo derecho de Caballero y sentenció el desarrollo con el 3-1. La racha de tres cotejos sin perder eleva el estado anímico de Luqueño, pero aún está en deuda colectivamente por la debilidad para contener un resultado.