Históricamente, el cambio de horario en diversos países se ha centrado en la premisa del aprovechamiento de luz solar para realizar tareas rutinarias. Normalmente, este cambio de horario se ejecuta en dos periodos, uno en verano y otro en invierno. Así se adelanta o se retrasa el reloj por 60 minutos, cambio que tiene sus defensores y principalmente sus detractores.