Ofrecer apoyo es importante, pero saber cómo pedir ayuda es clave

Aprendemos, desde una edad muy temprana, la importancia de ayudar a las personas cuando están pasando por alguna dificultad o cuando nuestra ayuda será buena para la comunidad.

---

2024-03-29 19:04:05 PM

Aprendemos, desde una edad muy temprana, la importancia de ayudar a las personas cuando están pasando por alguna dificultad o cuando nuestra ayuda será buena para la comunidad.

Al comienzo de la vida escolar, por ejemplo, se anima al niño a colaborar con sus compañeros en la organización del espacio colectivo, a compartir juguetes y juegos, y la propia rutina en la educación infantil proporciona un entorno de colaboración. ¡Y eso es genial!

Es importante que aprendamos nuestro valor en la vida colectiva, pero aún más importante es saber que nadie puede vivir solo en el mundo y necesitamos saber pedir y ofrecer ayuda.

Yo mismo reconozco que cuando era niño recibía poco estímulo en casa para pedir ayuda, pero me animaban mucho a ofrecer ayuda en todo momento.

Recuerdo que mis padres decían que era importante ayudar a los necesitados, y que la necesidad no era solo material, sino que era importante ofrecer apoyo y atención a los que se sentían tristes o agobiados.

—¿Necesita ayuda para llevar las maletas, señora Zefa?

—¿Quiere un abrazo, señora María?

La señora Zefa aceptó mi ayuda y yo cargué las bolsas, contenta de haber hecho mi parte. Doña María aceptó mi abrazo y sentí que había hecho un favor ese día.

Cuento esta historia porque mi experiencia no es muy diferente a la de la mayoría de las personas que aprenden, desde una edad temprana, a ofrecer ayuda y sienten placer al ver que su ayuda ha hecho una "diferencia" en la vida de alguien.

Aprendemos a ofrecer ayuda y a sentir satisfacción al ayudar, sin embargo, en muchos momentos, cuando somos nosotros las personas que necesitamos ayuda, la historia cambia un poco, precisamente porque a veces aprendemos que pedir ayuda es un signo de debilidad, que no has podido resolver tus cosas y has tenido que depender de alguien más.

Es una situación extraña, porque por un lado estás feliz de ofrecer apoyo y, por otro lado, te culpas a ti mismo por necesitar recibir apoyo de alguien.

Cuando eres una niña o una mujer, especialmente una mujer no blanca, hay una mayor demanda de estar siempre disponible para ofrecer ayuda y tener que ocuparte de todo sola, sin pedir ayuda.