El cadaver, en completo estado de putrefacción, estaba tendido en el borde del Rodoanel, cerca de la ruta BR 463 a unos ocho kilómetros del centro urbano de Ponta Porã.
El cuerpo estaba atado de pies y manos con una cuerda y podría haber sido ejecutado y quemado allí mismo después de ser probablemente torturado en otro lugar.
Los peritos del SIG no hallaron documentación alguna que lo identifique.
Tras los trabajos de rigor en el lugar del hallazgo el cuerpo fue trasladado a la morgue del Instituto Médico Legal con la intención de que familiares o conocidos puedan reconocerlo e identificarlo.