Según un estudio de la organización estadounidense “Clínica Mayo”, replicado por la prensa internacional, el mal funcionamiento de la glándula tiroides (hipertiroidismo), la diabetes o una infección pueden ocasionar una sudoración excesiva. Ahí es donde aparece el mal olor, con la descomposición de la secreción de las glándulas sudoríparas y la presencia de hongos y bacterias en la piel.
Para diagnosticar la causa detrás del problema, lo más recomendable es acudir junto con un profesional médico y realizarse estudios médicos. Solo así se podrá descubrir si el problema es causado por infección, diabetes o hipertiroidismo. A la par de la consulta con el médico, existen otras medidas cotidianas y sencillas que se pueden adoptar para combatir la sudoración y el mal olor.
Por ejemplo, al momento del baño, se debe utilizar un jabón antibacteriano para reducir el crecimiento de bacterias en la piel. También usar prendas confeccionadas con telas de origen natural (algodón, lana y seda), porque permiten que la piel respire.
Atendiendo a que el estrés es otra de las causas de la sudoración excesiva y el mal olor, se puede optar por la práctica de ejercicios de relajación y respiración. A la par, se deben evitar las bebidas con cafeína y los alimentos picantes o con olor fuerte.