2 de noviembre: “Día de los difuntos” y la tradición paraguaya

El “Día de los difuntos”, que se recuerda este jueves 2 de noviembre, es una de las fechas más importantes dentro del calendario de la feligresía de la Iglesia Católica. Las familias paraguayas aprovechan este día para realizar visitas a los camposantos y honrar la memoria de sus seres queridos, mediante oraciones. Muchas personas acuden previamente a los cementerios para poner flores sobre las tumbas y nichos de sus familiares.

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2022-11-02 03:01:10

Desde el fin de semana pasado se pudo observar una intensa actividad en los cementerios de las distintas localidades del interior del país, donde la tradición de visitar la tumba de los seres queridos sigue muy arraigada.

En algunas comunidades rurales, incluso se continúan realizando celebraciones vecinales que incluyen oraciones y alabanzas y que terminan con la distribución de golosinas a los niños presentes.

Ya desde el “Día de Todos los Santos” (celebrada ayer), se pudo notar una gran aglomeración de personas que acuden a limpiar y arreglar los panteones, así como comprar nuevos ornamentos para las cruces y nichos, lo que se conoce como kurusú jegua.

“La tradición de la Iglesia siempre ha exhortado a rezar por los difuntos, en particular ofreciendo por ellos la celebración eucarística: es la mejor ayuda espiritual que podemos dar a sus almas, especialmente a las más abandonadas”, indicó el papa Francisco, durante el Ángelus del 2 de noviembre del 2014.

.VENTA DE ORNAMENTOS RELIGIOSOS

Por otra parte, los vendedores de ornamentos religiosos apostados en las afueras de los cementerios, aguardan la presencia de una gran cantidad de fieles para esta fecha, por lo que esperan generar un ingreso económico “extra”.

FECHA DEDICADA A LA ORACIÓN POR AQUELLAS ALMAS QUE DEJARON LA TIERRA

Como dijo el Papa Francisco durante el Ángelus del 2 de noviembre del año 2014: “Ayer celebramos la solemnidad de Todos los santos, y hoy la liturgia nos invita a conmemorar a los fieles difuntos.

Estas dos celebraciones están íntimamente unidas entre sí, como la alegría y las lágrimas encuentran en Jesucristo una síntesis que es fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza.

 En efecto, por una parte, la Iglesia peregrina en la historia, se alegra por la intercesión de los santos y los beatos que la sostienen en la misión de anunciar el Evangelio; por otra, ella, como Jesús, comparte el llanto de quien sufre la separación de sus seres queridos, y como Él y gracias a Él, hace resonar su acción de gracias al Padre que nos ha liberado del dominio del pecado y de la muerte”.

Agregó que “el recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son testimonios de confiada esperanza, arraigada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, puesto que el hombre está destinado a una vida sin límites, cuya raíz y realización están en Dios”.

En efecto, esta fecha es una ocasión especial para dedicar oraciones especialmente por todas aquellas almas que ya han dejado la tierra y gozan del descanso eterno.