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“¿Qué clase de líderes producimos? Parece que nos están llevando al abismo”

Al obispo de Caacupé le llevó un mes confeccionar la Carta al Pueblo, hecha por "presión" de la gente. Le roba el sueño –dice– que no haya líderes estadistas a escasos cuatro años para la renegociación de Itaipú.

2019-12-10 00:00:00
“¿Qué clase de líderes producimos? Parece que nos están llevando al abismo”

La Iglesia Católica es el paño de lágrimas de la gente. Y como pastor de la capital espiritual del país, monseñor Ricardo Valenzuela sintió el “imperativo moral” de hacer un recuento de todos los males que oprimen al pueblo y leerlos, a voz en cuello desde el mayor púlpito del país, para que sean escuchados por las autoridades del Gobierno.

–¿Cómo se siente después de estos días intensos?

–Realmente estoy cansado, pero hoy ya con esa liberación de las tensiones tremendas porque aquí vienen todo tipo de gente: pobres con todos sus problemas y vienen también autoridades todos los días. Hay allí una suerte de presión y eso le pone tenso a uno.

–¿Por qué empezó en su Carta al Pueblo por el tratado de las hidroeléctricas?

–Porque era el más importante, ahí nos jugamos todo el país. Y como había una situación difícil y confusa... estaba en el medio la situación del país vecino (Brasil) y no quedó claro y pensé que debía aclararse. Eso queda a otro nivel, pero es para despertar y apuntar para el 2023; eso es lo que a mí me interesa más.

–¿Qué piensa del acta bilateral que se firmó detrás de bambalinas?

–No sé si es de bambalinas, sí fue un accidente o fue alguien que se aventuró, salió y quiso disfrutar... El tal Joselo (Rodríguez) que es amigo de no sé… O sea, hay una serie de cosas que es difícil llegar a descubrir qué fue lo que pasó allí. Es un asunto de altísimo nivel, nacional e internacional, donde se juegan los intereses más grandes de nuestro país. Y no quise mezclar esas cosas, sin tener conocimiento real.

–Hay un quiebre de liderazgo resaltó en la Carta. ¿A quién o hacia dónde apuntó

–Es en general, pero exigí más a los partidos políticos. Están en crisis nuestros partidos políticos; cada vez se están dividiendo más y están dividiendo a la sociedad también. Nos estamos peleando los unos contra los otros y no es esa la función que deberían tener los líderes. Demasiado nos fanatizamos por los colores y olvidamos la tricolor. Y hay un desafío demasiado grande dentro de cuatro años, que es el 2023, y como nunca debemos estar todos unidos. Entonces, ¿qué es lo que hacen nuestros líderes? ¿Dónde se fueron? ¿Qué están pensando hacer? Yo no les veo con un horizonte claro de aquí a cinco años. Eso a mí me preocupa porque si seguimos así ¿qué clase de líderes estamos produciendo, dónde nos están llevando? Y parece que nos están llevando al abismo.

Eso es bastante preocupante, porque tenemos una franja impresionante de jóvenes, adolescentes y niños; y si somos padres responsables tenemos que pensar en todos ellos: ¿Cuál va a ser la herencia? ¿Qué tipo de liderazgo estamos ejerciendo para llevar a buen puerto a toda esta franja? Falta aquel que tenga visión de futuro, eso es lo fundamental, y sobre todo solidez moral para que coincida un poco todo lo que dice con lo que hace. Esa es la deuda más grande que tenemos.

–Hay quienes cuestionan que la Iglesia se meta en asuntos políticos ¿Qué piensa?

–La Iglesia está para servir al hombre esté donde esté y miles de nuestros compatriotas que son católicos están metidos en la política. Increíble es: Somos muchos católicos y el país está mal. Hay algo que está de manera disfuncional. Entonces, tenemos que buscar de tratar de ayudarles a ellos (los políticos) y no podemos callarnos. Eso fue lo que Jesús siempre hizo y muchísimo le criticaron y fue por eso también que lo llevaron a la cruz. Yo sé que les habrá dolido (el contenido de la Carta) a muchos, incluso a mí, pero me he visto obligado porque la gente viene junto a mí y les pregunto por qué no se van junto a los ministros y me dicen: “No nos hacen caso”. Y vienen junto a nosotros y si no le hacemos caso, imaginate. ¿Qué tenemos que ver con el Indert, con el problema de la tierra, ahora también con el tema de Itaipú? Es un peso demasiado grande.

–¿Qué iba a pasar si Marito no se iba en la misa del 8?

–No sé, a pesar de que estábamos haciendo ese cálculo. Pero me impresionó y realmente me gustó, me agradó mucho que haya ido. Sé que era difícil, pero tuvo esa valentía de irse, de estar presente. Estoy convencido que ha de escuchar y va a hacer cosas buenas. A pesar de lo que otros dicen, hay gente que cree en él. Esa dosis de gente necesita el presidente para creer que hay gente que le quiere y eso le va a dar una fuerza para cumplir su misión de estar al frente como estadista. Creo que va a ir repuntando, tengo esa impresión.

–Recién el presidente dijo: “Acepto todas las críticas” ¿Qué le parece?

–¡A la pucha! Me parece sumamente positivo que un presidente diga eso, porque no era para criticarle solo a él, es para todos. Como dice el refrán: “A quien le venga el sayo que se lo ponga”. Me alegra mucho de que haya expresado eso sobre la Carta. Es una buena señal de que entonces vamos a comenzar a tener estos contactos porque todos juntos tenemos que trabajar para mejorar.

–¿Y cómo es su contacto con el mandatario, tiene buena comunicación con él?

–Tengo la impresión de que él es una persona que tiene buenas intenciones, conjuntamente con su señora. Y hay que darle un poquito más de tiempo nomás. Los problemas que yo fui escuchando de la gente son problemas de hace décadas y, como dijo el ministro del Interior (Euclides Acevedo), muchos problemas de corrupción no se solucionan con un plumazo. Algo muy interesante está haciendo el presidente, que es salir y recorrer el país. Si eso hace me parece fantástico porque son pocos los mandatarios que hacían esa recorrida. Que salga y recorra porque es la mejor experiencia. Eso hacían los grandes emperadores de Roma; de ahí viene la palabra basílica, el trono del rey, eso se hacía antes del nacimiento de Jesús.

–Justo le iba a preguntar, qué le sugeriría al presidente...

–Y eso, justamente. Me enteré hace poco que está haciendo esto y le dije que siga haciendo a lo largo del resto de su periodo. El face to face no va a pasar de moda; el celular es para comunicarse inmediatamente, pero el encontrarse cara a cara no va a pasar de moda. Siempre tenemos que encontrarnos, estrecharnos las manos, darnos un abrazo. Eso es lo que nos da vida y ánimo para mirar adelante y, de esta manera, lograr la reconstrucción del nuevo Paraguay.

Están en crisis nuestros partidos políticos, cada vez se están dividiendo más y están dividiendo a la sociedad también.

Falta aquel que tenga visión de futuro y sobre todo solidez moral para que coincida un poco todo lo que dice con lo que hace.

“La Iglesia se caracteriza por ser portavoz, un puente”

–¿Cómo se gestó la Carta al Pueblo? Porque es la primera vez que se sale del programa de la misa...

–Hacer una homilía con todo eso, la homilía iba a tener como diez páginas y se iba a mezclar todo allí. Ciertamente, hay gente que espera eso porque es un día muy especial para el país, para los católicos y también de otras creencias, incluso, para los que no creen. La Iglesia se caracteriza por ser portavoz, un puente. Y tantos fueron los reclamos. Algunos me escribían casi día de por medio y me decían que me acuerde de esto, de lo otro, nos contaban su situación. Esa es la parte de la presión. Entonces, uno va apuntando de a poquito todo eso y había veces que no me dejaba dormir todo eso porque trabajaba hasta las doce de la noche.

–¿Cuánto tiempo le tomó elaborar la Carta?

–Un mes porque iba haciendo de a poco, imposible hacer de un solo golpe porque no va a tener sentido.

–¿Por WhatsApp o personalmente le llegaban esos mensajes?

–De las dos partes. Muchos querían tener ese contacto directo para que yo vea los documentos que ellos traen: que yo lea y les crea la situación por la cual están pasando que es difícil, es crítica o hace años que están con esto y aquello. Y así, de diversos lugares del país venían y eso hay que ir recogiendo y sopesar porque tengo que colocar un poco también en el medio la palabra de Dios para que ilumine y decir que eso está mal, eso es pecado. Y ver cómo Dios nos ilumina para encontrar solución a esa situación. Es un trabajo de ingeniería tremendo y agotador. /Última Hora/


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